Ángel de Lata

La campaña "No lo rayes... DONALO", fue un relativo éxito y digo relativo porque entre los medios y la red se difundió bien, pero no recibí mucho feedback por parte de las escuelas que son las destinatarias finales de la propuesta. Ojalá esto siga y no se corte acá, supongo que esto puede llegar a ser como una bola de nieve y mantenerse en expansión en el futuro. Que así sea (sic).

Pero... este blog tiene que seguir y es por eso que hoy voy a hablar del Ángel de Lata. Para quién no sea de Rosario seguramente será algo nuevo... y para muchos de los rosarinos también.

El Ángel de Lata es un proyecto rosarino en el cual se pretende ayudar a los chicos de la calle y darles una oportunidad de ganar unos pesos sin mendigar. Por eso mismo merece ser difundido y desde acá voy a tratar de ayudar en ese objetivo...

Yo me enteré del mismo cuando una nena, en la peatonal Córdoba, se me acercó ofreciéndome una revista, me la mostró y me dijo que costaba dos pesos, de los cuales ella se quedaba con 1.20 (en la tapa se puede leer: $2, $1.20 pal' que la vende).
Sin preguntar más, compré un ejemplar para ver de que se trataba y para darle ese peso con veinte, de una forma muchísimo más digna para ella que si tuviese que mendigarlo.

Se trataba del número 11, año 6, perteneciente a noviembre de 2006. Lo primero que me llamó la atención fue el hecho de que este proyecto existiera hace 6 años y nunca me había entereado del mismo.

Lo siguiente que me llamó la atención fue la calidad de los dibujos que ilustraban la tapa y contratapa (son los que ven en este post), a cargo de "el Tomi", que resultó ser además el director de la revista.

Ya en el interior de la revista, por fin puedo enterarme de qué se trata este proyecto, del cual la revista es sólo una de las patas del mismo. Se trata de algo más grande, que incluye trabajo, integración de las familias y educación. Se realizan talleres de alfabetización, de educación sexual y de cine. Además se realizan encuentros mensuales entre adultos y niños para fortalecimiento de grupos familiares. La revista es además usada como material de estudio en algunas escuelas.

Uno de los conceptos centrales del proyecto es justamente recuperar la dignidad del trabajo y por eso dicen "MENDIGAR NUNCA MÁS". Por esto mismo cuando los niños venden la revista, no pueden pedir monedas o comida, deben estar correctamente abrigados y calzados y estar acompañados por un adulto responsable por los mismos.

Para concluir hablando de la revista en sí (en este número), tiene interesantes notas a los canillitas, a sus padres, alguna nota más que interesante sobre la industria de psicofármaco en el mundo y la editorial, que es imperdible, razón por la cual la copio íntegra a continuación:

ÁNGEL DE LATA:
Las vidrieras: Adoquines y Deseos

Vertical y filosa, la vidriera es la guillotina de las tentaciones. Solo pueden atravesarla sin riesgo y con relativo éxito, las miradas, el dinero, las tarjetas de crédito y los adoquines. Y tal vez los deseos. Porque el deseo aferra lo que quiere antes que la mano, y una vez que lo aferra no lo suelta y se pone a convencer a la mano para que vaya a buscar lo que parece suyo pero no es suyo. Si lo miro fijo me lo veo puesto, si me lo veo puesto me parece mío y cuando es mío desaparecen todas las vidrieras del mundo. Pero no siempre el deseo convence a la mano y por lo tanto, tampoco desaparecen todas las vidrieras del mundo, sólo tal vez. Un tal vez que depende del empeño de la mirada, de la vileza del metal, de la solvencia del crédito o de la bravura de los adoquines.


Muy mal bicho el que inventó las vidrieras. Porque hay que ser mal bicho para dejar pasar a los ojos y no dejar pasar a la gente. Uno va lo más conforme por ahí con lo puesto y de golpe, detrás del hielo invisible de los vidrios, nos chista el calorcito que despide la tentación de algo más que quiere tener el que tiene, y algo menos que no tiene el que no tiene.

Todo parece indicar que entre el desprevenido deseante y el objeto deseado no hay más que un paso, pero no, primero están los vidrios de las vidrieras, como un tajo azul de sangre roja avisando que mantengamos una distancia prudencial. O me vas a decir que nunca te acercaste tanto para ver mejor el objeto deseado que terminaste comiendo la vidriera con la frente? Ahí es cuando aprendemos que el vidrio no se rompe si no lo rompe uno, siempre después de que las vidrieras nos hayan hecho añicos el cristal de los sueños.

Las vidrieras del tercer mundo son las ventanas del primero. De aquel lado están los deseos cumplidos, las Nike Rival Shox Leather, los Lee Bootcut Original, las Barbie Gerl Fashion Fiver, las hamburguesas dobles de Mac Donald´s y la madre que lo parió. De este lado, los deseos propiamente dichos (o sea, los que aún no están cumplidos), la paciencia de los pies descalzos, la esperanza del pantalón emparchado, las manos vacías de las muñecas mancas, la moneda ausente, el pan de ayer, el hambre para mañana, la ñata contra el vidrio y la puta calle.

Las vidrieras tendrían que ser de agua, de agua colgada para poder pasar, mojado aunque sea, pero poder pasar. Que al pobre se le moje la ropa y al rico las tarjetas de crédito, y a ver quien paga más efectivo. O que los deseos sean adoquines, y a ver quién es el que desea más fuerte. O que las vidrieras estén siempre empañadas para que, al menos, el que no quiera ver, que no vea, y que el que quiera ver tenga que pasar la mano por el vidrio para desempañar la realidad y, al mismo tiempo, palpar el límite impreciso entre el puedo y el no puedo, entre el Christian Dior cash y la mortadela fiada, entre la vidriera y vos.

Si tenés ganas de comprar la revista y no sabés dónde, andá a la Plaza Pringles (Córdoba y Roca) y seguro va a encontrar alguno de los chicos. O podés también llamar al TE: (0341) 4450082 para cualquier duda.

Por último quiero agradecer a Nora quien amablemente respondió mi mail y me autorizó a la publicación de la editorial y de lás imágenes de la revista.